En verano nuestros pies quedan más expuestos con el uso de chanclas y sandalias. Con una correcta rutina diaria, sólo deberemos preocuparnos de un mantenimiento. Prestando especial atención al cuidado de las uñas y de los pies evitaremos grietas en los talones, sudoración excesiva y olor, las temidas rozaduras a causa del calzado o las infecciones por hongos.
Talones agrietados
El cuidado de los pies en verano es esencial, pero durante todo el año se requiere un mantenimiento. Es habitual sufrir mayor sequedad en la zona del talón en verano. Eso se debe a que llevamos el pie destapado y andamos descalzos. Si no hidratamos el pie habitualmente, la sequedad inicial se convertirá en un talón agrietado que según la gravedad, puede llegar a sangrar, doler e incluso infectarse.
Otro de los motivos de sufrir talones agrietados es el uso de una talla de calzado menor a la esperada. El constante roce puede provocar heridas y sequedad extrema.
Consejo farmacéutico para lucir unos pies sanos:
Una vez por semana es recomendable poner los pies a remojo unos 5-10 minutos y después utilizar una piedra pómez o lima eléctrica. (Lee bien las instrucciones ya que algunas limas eléctricas son de uno con el pie húmedo, mientras otras son en seco).
Tras el limado, que produce una eliminación de las células que engrosan la piel, es necesario hidratar la piel con una crema más bien grasienta (tipo manteca de karité, parafina o vaselina).
Si nuestra sequedad es extrema hay 2 opciones:
- emplear cremas con salicílico y/o urea con acción queratolítica (eliminan la capa engrosada de la piel que da lugar a durezas) y dejar secar al aire ;
- o poner la crema para pies y cubrir con unos calcetines (en verano no es la opción más apetecible, pero al tener el pie cubierto nos aseguramos que la crema penetre mejor)
¿Quienes deben cuidar más sus pies especialmente en verano?
Las personas obesas, encamadas, las que sufren enfermedades autoinmunitarias y los diabéticos. Tienen más posibilidad de sufrir complicaciones. «Es mejor prevenir que curar»
Exceso de sudoración en los pies
Además del olor que desprende un pie sudado, la humedad generada favorece el crecimiento bacteriano. Hongos y bacterias encuentran un hábitat perfecto para campar a sus anchas y provocar el conocido como «pie de atleta«.
La mejor manera de evitarlo es evitando esa sudoración excesiva:
- Utiliza antitranspirantes a base de alumbre o ácido bórico a diario en tus pies antes y después de tu jornada laboral.
- Elige un calzado adecuado -que permita ser lavado- y si usas calcetines que sean de 100% algodón.
- A usas calzado cerrado puedes ponerle plantillas de carbón para absorber malos olores.
- Espolvorea en los calcetines y en el calzado cerrado polvos antitranspirantes.
- Mantén tu pie lo más seco posible, tras la higiene diaria, seca bien el pie (si hace falta utiliza un secador de aire frío)
Rozaduras de los zapatos
Las rozaduras son dolorosas y fácilmente se infectan. Limpiar la herida y desinfectarla antes y protegerla con un apósito es esencial. Los parches hidrocoloides son mejores que las tiritas, ya que además de proteger y evitar que se infecte la herida reducen el dolor.
No deben quitarse hasta que por ellos mismos se despeguen y si está bien adherido aguantan baños y duchas. ¿Dejar pegados hasta que se despeguen? Sí, pues crean una segunda piel que favorece la cicatrización.
Cuidado de las uñas
Otro problema visible en verano son las infecciones por hongos en las uñas de los pies. Su aspecto engrosado y seco, puede llegar a hacer despegarse la uña del dedo y caerse. Si la infección por hongos es relativamente reciente, las lacas antifúngicas funcionan siendo constante con la aplicación del tratamiento (que suele ser largo). Si son infecciones muy extendidas o de larga duración, lo mejor es buscar el asesoramiento de un médico o podólogo.
En nuestra próxima publicación os hablaremos de los cuidados específicos para tus manos. ¡Síguenos en redes sociales!
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