¿Qué es?

El cólico del lactante se presenta como el llanto incontrolable y sin causa identificable (más frecuente en las últimas horas de la tarde) entre las 2 semanas y los 4 primeros meses de vida del bebé. Se acompaña de rigidez, flexión de las piernas sobre el abdomen y meteorismo (gases). Es habitual que se resuelva espontáneamente en torno al tercer o cuarto mes de vida.

¿Es cierto que solo los niños alimentados con leche de fórmula lo padecen?

No, el cólico del lactante aparece indistintamente en niños alimentados con biberón y leche de fórmula como en niños alimentados exclusivamente con leche materna. La razón es que es un período adaptativo. Algunos bebés (y su entorno) lo sufren. Al costarles absorber completamente la lactosa de la alimentación, esa lactosa acumulada fermenta en su colon y les produce una concentración elevada de gas intestinal.

¡OJO! Aquí no hablamos de intolerancia a la proteína de la leche ni a ningún tipo de alergia alimentaria. El cólico del lactante se presenta en un niño sano durante todo el día, pero al que le cuesta digerir tras las tomas y especialmente durante la noche. Si aparece cualquier otra sintomatología: diarrea, fiebre, vómitos…acude a tu pediatra para que valore su caso.

¿Qué síntomas nos ayudan a reconocer el cólico del lactante?

• Hambre. Manifiestan dolor de estómago por el acúmulo de gases a últimas horas de la tarde. El resto del tiempo comen bien y aumentan de peso normalmente.
• Dolor repentino por los gases
• Agitación: niño molesto, inquieto, irritable…
• Aprietan sus manos formando un puño
• Vientre hinchado y piernas recogidas
• Llanto incontrolable (+ de 3 horas al día o + de 3 días a la semana) que cesa con el cansancio o tras la eliminación de los gases.

¿Qué puede ayudar a mi bebé a mejorar el cólico del lactante?

1. Busca un lugar tranquilo y trata de calmarlo. Reconfortarle en su dolor, acúnalo y háblale con cariño. 
2. Si le das pecho cuida tu alimentación evitando comidas flatulentas, bebidas carbonatadas, el café o las infusiones de frutas.
3. Los biberones anticólicos de Dr. Brown (de venta en farmacias y con 20 años de experiencia) tienen un sistema patentado de válvulas que impiden introducir más aire en el tubo digestivo.
4. Existen preparados en gotas con siliconas como la dimeticona o simeticona, que envuelven los gases del tubo digestivo y ayudan a su expulsión.
5. Consulta a tu pediatra por las fórmulas lácteas sin lactosa o las AC anticólico, cuyas proteínas son tan pequeñas que se digieren mejor.
6.  Tradicionalmente se han usado plantas medicinales como la manzanilla, melisa o el hinojo. Existen unas tisanas de venta en farmacias especialmente indicadas para bebés que ayudarán a sus digestiones.
7. Los probióticos con Lactobacillus reuteri. Es una bacteria viva que forma parte de nuestra flora digestiva y ayuda a la asimilación y fermentación de los alimentos.